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Habitar un cuerpo gordo

Actualizado: 24 jun 2024

Por Heidy Hernández

A veces me pregunto a qué se refieren las personas delgadas cuando dicen que “se sienten gordas”; socialmente, sé que lo correcto es contradecirlas. La inercia con que respondemos a alguien cuando menciona que su cuerpo es remotamente gordo refleja que, a pesar de la infinidad de campañas sobre amarte como eres, el ser gordo sigue teniendo una connotación negativa. Quizá hemos normalizado tanto esta situación que ya no vemos el problema en felicitar a alguien porque está más delgado. Después de dietas, llantos y silencios incómodos al preguntar si hay una talla más, creo necesario reflexionar sobre el origen de la delgadez como el estándar de belleza.


El cuerpo ideal es una construcción social 

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Hay una narrativa generalizada de que ser gordo implica ser poco saludable y ser delgado es aspiracional, sin importar el costo. La obsesión con la delgadez en Occidente ha evolucionado a lo largo de los siglos, pero no siempre fue sinónimo de belleza. Fue hasta el siglo XX, con la influencia de modelos como Twiggy en los 60, que se intensificó este discurso. Desde entonces, la moda y los medios de comunicación han perpetuado este estándar, asociándolo con el éxito y la salud.


Uno de los principales promotores de la delgadez extrema en el siglo XX fue, posiblemente, el capitalismo, ya que el físico inalcanzable fomenta el consumo constante de productos y servicios. Por ejemplo, en 2022, la industria de las dietas facturó alrededor de 72 mil millones de dólares solo en Estados Unidos, alimentando la obsesión de “un cuerpo ideal”.


A lo anterior le podemos añadir que esta idea de que la gordura es un indicador directo de nuestra salud viene del BMI (Índice de Masa Corporal), comprobado como un sistema ineficiente incontables veces. Sabrina Strings explica, en su libro “Fearing the Black Body: The Racial Origins of Fatphobia”, que el BMI fue creado por el matemático Adolphe Quetelet (no un médico ni un nutricionista) basado en hombres europeos. En el libro también comenta cómo en Occidente hemos denigrado la gordura para marginalizar a las poblaciones. Por ejemplo, el movimiento Body positive empezó como una herramienta para visibilizar cuerpos disidentes, sobre todo de mujeres latinas y negras en Estados Unidos, pero eventualmente se convirtió en una tendencia utilizada por marcas para vender maquillaje.


La gordofobia como un prejuicio 

Creo que todos hemos visto más de un anuncio de pastillas maravillosas que te hacen perder el apetito o conocemos a alguien que hace ayuno intermitente. Incluso, hay más promoción de métodos para bajar de peso rápido que información sobre comer sanamente. Es inevitable preguntarme cada cierto tiempo qué tan diferente sería mi vida si hiciera esto o aquello, lo que sí sé es que ganaría más dinero. Un estudio de la Universidad de Vanderbilt revela que las mujeres con sobrepeso ganan aproximadamente un 5% menos que sus contrapartes de peso normal en los mismos roles; y son más propensas a trabajar en empleos físicamente exigentes y menos remunerados. Este sesgo no afecta de la misma manera a los hombres.


En su libro "You Just Need to Lose Weight and 19 Other Myths About Fat People”, la autora Aubrey Gordon habla de estos prejuicios sobre las personas gordas y dice:

"A menudo, ese impulso de arreglar los cuerpos gordos es un eufemismo particularmente pernicioso: ponerse saludable es aspiracional, optimista, loable. Parece evitar hablar del tamaño, en lugar de eso prioriza la salud, pero en silencio, implícitamente, vincula ambos conceptos. Referirse a la pérdida de peso como ponerse saludable revela mucho sobre nuestras suposiciones y valores en torno a la salud, el tamaño, las enfermedades crónicas y las discapacidades".

Si creen que está bien felicitar a alguien porque ha bajado de peso, acuérdense de la posibilidad de que sea consecuencia de problemas de salud, emocionales o psicológicos. Personalmente, recuerdo las felicitaciones de mis tías por mi “mejoría física” mientras tenía un trastorno alimenticio. No todo lo que es más delgado es sano.


A pesar de que sigo trabajando para sanar la relación con mi cuerpo, que la industria de la moda haya decidido relegarlo desde hace tiempo, y que la representación corporal en medios siga siendo limitada… Lo más importante para mí es que no estoy declarándome una víctima. No se trata de que la sociedad me pida perdón, se trata de cuestionar algunas prácticas internalizadas como comentar sobre los cuerpos ajenos sin que te lo pidan. Preguntémonos qué tanto de nuestra opinión sobre una persona está definida por su peso.


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Algunas batallas las he ganado, como reconciliarme con el ejercicio después de años de trauma en las clases de educación física, y tratar cada día de reconocer mis propios juicios sobre los cuerpos ajenos. Tomo una entrevista de Lizzo del 2020 donde ella menciona estar cansada de ser catalogada como factivist porque no estaba haciendo nada, simplemente era una mujer negra, gorda y feliz, y el mundo había decidido que eso era un statement político. Por ahora, mi acto de rebeldía más grande es existir porque la sociedad parece negar a las mujeres gordas que no son miserables (las películas de Bridget Jones son un argumento) y, de vez en cuando, escribir sobre mi experiencia. 


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